Dr. Jaime Crisanto Salvador
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MUSICA
HIPERTENSIÓN
La Hipertensión Arterial (HTA) es la más común de las condiciones que afectan la salud
de los individuos y las poblaciones en todas partes del mundo. Representa por sí misma una
enfermedad, como también un factor de riesgo importante para otras enfermedades, fundamentalmente
para la Cardiopatía Isquémica, Insuficiencia Cardíaca, Enfermedad Cerebro
Vascular, Insuficiencia Renal y contribuye significativamente a la Retinopatía.
Numerosos estudios realizados han demostrado la asociación de la HTA con el desarrollo
de estas enfermedades más letales, por lo que su control reduce la morbilidad y la
mortalidad por Enfermedad Cerebro Vascular, Insuficiencia Cardíaca, Cardiopatía Isquémica
e Insuficiencia Renal.
La prevención de la HTA es la medida más importante, universal y menos costosa. El
perfeccionamiento de la prevención y el control de la presión arterial es un desafío importante
para todos los países, lo cual debe constituir una prioridad de las instituciones de salud,
la población y los gobiernos. La adecuada percepción del riesgo que significa padecer de
HTA nos obliga a ejecutar una estrategia poblacional con medidas de educación y promoción
dirigidas a la disminución de la presión arterial media de la población, impactando sobre
otros factores de riesgo asociados a la HTA, fundamentalmente la falta del ejercicio físico,
niveles inadecuados de lípidos sanguíneos, elevada ingesta de sal, el tabaquismo y el alcoholismo.
HIPERTENSION ARTERIAL.
La insuficiencia cardíaca es una de las principales causas de morbimortalidad cardiovascular y la primera causa de hospitalizaciones en pacientes de más de 65 años. En los últimos 15 años varios grupos farmacológicos han demostrado mejorar la sintomatología y el pronóstico de los pacientes con insuficiencia cardíaca. A pesar de esta mejoría en el tratamiento la mortalidad por insuficiencia cardíaca continúa siendo alta.
Esto ha motivado un interés creciente por la detección de los pacientes asintomáticos, pero con un alto riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca debido a la presencia de factores de riesgo bien determinados, que si no se controlan llevarán a un alto porcentaje de pacientes a presentar síntomas de insuficiencia cardíaca.




Ateroesclerosis.
La aterosclerosis es la patología vascular de mayor prevalencia. El evento desencadenante del proceso aterogénico es la oxidación de las LDL en el ambiente subendotelial. Estas LDL oxidadas activan al endotelio vascular originando la expresión de moléculas de adhesión, citoquinas y factores de crecimiento que inician el reclutamiento de células proinflamatorias e interrelacionan los distintos tipos celulares que intervienen en la formación de la placa; seguidamente se produce una acumulación lipídica en los macrófagos dando lugar a la formación de células espumosas; y finalmente ocurre la proliferación y migración de las células musculares lisas hacia la íntima arterial. En las enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoidea, el lupus eritematoso sistémico, el síndrome antifosfolipídico, etc., se presentan eventos coronarios agudos sin que medien factores de riesgo tradicionales previos. El análisis de los mecanismos que llevan al desarrollo de una aterosclerosis prematura y/o acelerada en estas patologías permite establecer similitudes entre la aterogénesis y los procesos inflamatorios crónicos que caracterizan a estas enfermedades: incremento en la expresión de moléculas de adhesión, citoquinas y factores de crecimiento, aumento del reclutamiento celular, liberación de enzimas hidrolíticas, etc. Por lo tanto, la aterosclerosis puede ser considerada como una enfermedad inflamatoria crónica a nivel de la pared vascular, caracterizada por el depósito lipídico, que comienza con la activación endotelial causada por las LDL oxidadas o por un proceso inflamatorio crónico. De manera que la presencia de una enfermedad autoinmune constituye un factor de riesgo aterogénico de gran peso, ya que aumenta la probabilidad de un evento trombótico en mayor grado y en menor tiempo que los factores de riesgo tradicionales.

CRECIMIENTO Y DISTRIBUCIÓN DEL TEJIDO ADIPOSO El crecimiento del tejido adiposo comprende el incremento del tamaño de los adipocitos y la formación de nuevos adipocitos a partir de células precursoras o preadipocitos, en un ciclo que se repite de manera constante a través de la vida. El tamaño de los adipocitos puede ser reducido después de una reducción por restricción calórica, pero no hay evidencia de que pueda existir pérdida completa de adipocitos formados, después de una intervención dietética. In vitro, la diferenciación celular puede ser inducida en líneas celulares de precursores, tipo fibroblastos adipogénicos a partir de la exposición a hormonas como la insulina, hormona del crecimiento, hormonas tiroideas y glucocorticoides, sin embargo, los disparadores del fenómeno en el organismo, pueden ser factores diferentes, liberados por el propio tejido.